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Historia de una circuncisión

Día 4

Es el primer día que voy a la facultad desde la operación. A las 6h15 me despierta el dolor de las erecciones, así que decido levantarme ya. Quito y pongo la venda en casi 40 minutos. Intento colocarla lo más cómodo posible para evitar los típicos y ridículos andares de escozor. Me preocupa la permanencia del edema, que no experimenta mejoría, y sigue tan molesto y violáceo como siempre. El resto de las baldositas, sin embargo, han disminuido de tamaño, y por tanto el resto de la circunferencia está más o menos digno de ver.

En la facultad tengo molestias, pero no un gran dolor. Por la tarde, en cambio, vuelvo a sentir el dolor del edema, quizás por la colocación distinta de la gasa. Tras cuatro días de sufrimiento, empiezo a aborrecer el hecho de tener que desenrollármela cada dos por tres. Después de cenar, harto del edema, decido ir a urgencias. El médico de guardia me dice que es normal, que siga con el tratamiento y que tome Nolotil para el dolor. No tomo Nolotil, no me preocupa tanto el dolor como ese enorme bulto en mi pene. Es el primer día que pierdo el ánimo, no veo progresos y me cansa tanta incomodida. La noche es horrible, duermo pocas horas y por la mañana me siento incapaz de ir a la facultad.

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