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Historia de una circuncisión

Día 2

Poco a poco voy dominando el arte de desenrollar y enrollar la gasa. Para lo primero, me preparo una botella de agua mineral con tapón regulable, de las que usan los deportistas para que no fluya a borbotón. De esta manera consigo verter un suave chorrito en las zonas pegadas cada vez que desenrollo, evitando los dolores de los tirones. Las hemorragias persisten, y la venda sale ensangrentada. El edema sigue tremendo, yo creo que incluso ha aumentado con respecto al día anterior, y sigue siendo muy doloroso. Para enrollar también mejoro la técnica: con el pulgar fijo uno de los extremos de la gasa a una zona del pene, y con el resto de los dedos voy envolviendo el pene con cuidado, intentando conseguir la mayor presión posible, para así disminuir el doloroso roce. Después fijo el otro extremo con esparadrapo.

El resto del día lo paso en la cama tumbado, evitando los incómodos paseos por casa. A la tarde me tomo el tercer Nolotil. Esta noche es la mejor de todas, consigo descansar bien a pesar de las inevitables y dolorosas erecciones.

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